Escribe:
Rogelio Llanos Q.
Aunque debutó en Nijinsky (1980), el recuerdo más lejano que guardamos de él es del
personaje atormentado que compusiera en El
Amante del Teniente Francés (1981).
Pero hubo directores que sí descubrieron el
potencial interpretativo de Irons y que le permitieron ir forjando esa imagen
de hombre de mundo, formal o cínico, serio e inescrutable, que desembocaría en
papeles de personajes de la clase alta debatiéndose entre su deber y sus
obsesiones: Moonlighting (1982), Betrayal (1983), Un amor de Swann (1984), son algunos de los hitos marcados por
Irons, independientemente del éxito de las películas, antes de su
extraordinario doble rol encarnando a los ginecólogos gemelos que comparten el
amor destructivo de Genevieve Bujold en Pacto
de Amor (1988).
Con el Misterio
de von Bulow, de Barbet Schroeder (1990), Irons alcanzará el reconocimiento
público. Un Oscar a la mejor actuación premiará su interpretación del enigmático
aristócrata Claus von Bulow encausado por intento de asesinato a su esposa. La
conjunción de un gran actor que emana arrogancia y decadencia a la vez, con un
director sobrio y elegante, hacen de este film una experiencia inolvidable.
Otro logro de este actor inglés es M. Butterfly (1993) de David
Cronenberg. Torturado, obsedido por por un ideal de mujer, el René Gallimard
que construye Jeremy Irons al compás de la bella música de Puccini, prefiere
vivir un sueño, el cual se apoderará de él y lo llevará de una manera
alucinante hasta el sacrificio final.
La participación de Irons en Duro de Matar, la Venganza (1995)
resulta sorprendentemente divertida: un villano fanático de sofisticados robos
y bomnbas de tiempo haciéndole la vida imposible al duro Bruce Willis y, por
supuesto, para no desentonar con la imagen alcanzada a lo largo de su
filmografía, con elegancia y conservando la compostura hasta lo imposible.
Lima, primer semestre de 1995
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