I been meek
And hard like an oak
I seen pretty people disappear like smoke
Friends will arrive, Friends will dissappear,
If you want me, honey baby,
I´ll be here.
(Bob Dylan, Buckets of Rain, 1974)
....simplemente,
se fue tras las verdes praderas,
pero
ya la hemos olvidado.
Escribe: Rogelio Llanos Q.
- I -
Es el invierno de 1974.
La vida afectiva y sentimental de un Dylan nuevamente prolífico y creador está
pasando por un período crítico que ya se viene arrastrando desde el año
anterior. Dudas, reproches, mujeres, angustia, soledad, y el camino, el siempre
largo y sinuoso camino con The Band como cómplices de una gira memorable
registrada en una placa impactante, Before
The Flood. Y luego, hacia la primavera y el verano de ese año intenso,
Dylan se desplaza entre Nueva York y Minneapolis (Minnesota), yendo en sentido
inverso a la ruta de sus inicios, de cuando empezó, en aquel crudo invierno en
el que por toda compañía tenía una guitarra y una armónica. Ahora, solitario y golpeado, siente la
imperiosa necesidad de descargar la tristeza acumulada, apelando a los
recuerdos, al susurro intimista, a la confesión desgarrada, dejando en cada
verso proferido el alma entera, el corazón destrozado. La sangre en las pistas.
El sonido inicial,
melancólico y perezoso de las guitarras, da paso a la historia de un Dylan inspirado que aún no sabe, pero sí tal
vez lo intuye, que está a punto de lograr una nueva obra maestra musical: una
mañana de sol brillante, muy temprano, aún en la cama, el alter ego dylaniano
se pregunta inquieto si la mujer amada, pelirroja para más señas, ha cambiado, o si el color de sus cabellos
sigue siendo el mismo (Tangled up in
blue).
Tal es el comienzo de
una aventura cuyo desarrollo tiene lugar sobre el paisaje americano y cuyas
vibraciones tienen un profundo eco sobre los sentimientos, actitudes y conducta
de este personaje fascinado por una mujer que se divorció para casarse con él,
pero que poco tiempo después lo dejó en la ruta sumido en la tristeza
diciéndole, a manera de despedida, que tal vez algún día se encontrarían en la
carretera.
El final de la
historia, luego de la aventura física narrada y del desborde emocional, tiene
un corolario de armónica y guitarras que repiten la melodía de cada estrofa,
subrayando con sus acordes lo que Dylan recorrió anteriormente con voz
emocionada. La melodía tiene ahora un ritmo más movido, más optimista tal vez,
pero eso es sólo el comienzo de un disco que luego da cuenta de los diferentes
estados de ánimo del autor que, a despecho de lo que está sucediendo en su
ámbito familiar, está pasando por un gran momento creativo.
- II -
Un pequeño prólogo
musical de guitarras acústicas sirve de introducción a la historia de la pareja
que ve pasar el tiempo sentada en un parque mientras el día empieza a morir,
caminan confundidos a lo largo de las calles y entran a un hotel. A lo lejos,
escuchan el sonido de un saxofón. Ahora Dylan permanece en silencio, mientras
la armónica y las guitarras recrean ese silencio y el encuentro furtivo de los
amantes. La música da paso a la voz, cuando ya es de día y el personaje está
sólo y abandonado en la habitación, sintiendo el vacío, el tic tac del reloj
imposible de parar. Y el lamento final: ella nació en primavera y yo mucho más
tarde, pero de ello sólo sólo son culpables los simples y extraños giros que da
el azar (Simple Twist of Fate).
Tras el vacío y la
soledad, la reflexión en You´re a Big
Girl Now. Sí, el diálogo y el tiempo compartido fue dulce pero muy corto y
ahora él está bajo la lluvia y ella, la gran chica, ahora una gran mujer, en la
acera opuesta. Sólo queda cantarle y sentir vergüenza o tristeza porque aquella
bella historia compartida no pudo durar. Y sufrir con ese dolor punzante e
imparable que estruja inmisericorde el corazón. La instrumentación final sobre
la base de guitarras y armónicas recorre, una vez más, el camino melódico que
la sentida voz de Dylan ha trazado.
- III –
Pero de pronto la
furia se abre paso con la fuerza del viento que arrasa todo, sin importar si el
pasado fue hermoso o si la reconciliación es posible. Con la violencia de un
torbellino, un Dylan vigoroso arremete agresivo desde el arranque contra todos
aquellos que están tejiendo e imaginando historias oscuras acerca de él (¿o de
su alter ego?). Y en ese devastador alegato tampoco hay compasión para la mujer que hirió sus
sentimientos, que despreció lo que él más amaba y que cubrió la verdad con
mentiras.
Dylan ha sabido ser
duro en diferentes etapas de su vida. Y hay canciones terribles dedicadas a
gente que en algún momento despreció (los políticos o militares en Masters of War, del álbum Freewheelin’ Bob Dylan) o que
sintió que lo traicionaba (Carla Rotolo, hermana de su pareja, en Ballad in Plain D del álbum Another Side of Bob Dylan). Idiot Wind es poseedora de aquella
fascinación propia de las grandes obras maestras, encierra esa extraña mezcla
de violencia y belleza que nos atrae irremediablemente y que nos conduce de
manera escalofriante hacia el mismo corazón de las tinieblas.
Inolvidables por lo
duras que son, muchas de las frases de esta composición de casi ocho minutos de
duración: “descubrirás que cuando yo esté en la gloria, tu estarás en el fondo”
(pero no en el olvido, agregaríamos). Y el desprecio llega a su cenit con “no
puedo recordar tu rostro, tu boca es diferente, tus ojos ya no se reflejan en
los míos....no puedo sentirte más, ni siquiera puedo tocar los libros que tú
solías leer...” . Y la ráfaga final en el estribillo que oscila entre la ira,
la burla y el desprecio: “Eres una idiota, querida, es maravilloso que aún
sepas cómo respirar”. Desprecio, sí, pero también dolor.
- IV -
El dolor, la pena, la
soledad estan presentes a lo largo del disco. Y después del arrebato, la
serenidad. La calma después de la tormenta la vivimos en You´re Gonna Make me Lonesome When You Go. Es posible ahora,
entonces, disfrutar del paisaje, de las flores que crecen en las colinas, del
canto acompasado de los grillos, del río cuyas aguas discurren perezosa y
lentamente. Y en medio de ese ambiente bucólico, el sueño de estar junto a ella,
por siempre, sin apenas darse cuenta del tiempo que transcurre con rapidez.
Pues lo cierto es que ella está en todos los lugares del mundo, en el cielo, en
la hierba que crece libremente, en los amores vividos.
Las estaciones, los
pueblos, la carretera, la pradera son parte del paisaje que se describe en el Blood on the Tracks. Sirven al mismo
tiempo de telón de fondo del itinerario vital
del personaje. Es también el reflejo de su aventura interior. Un lugar
en uno de los numerosos caminos del paisaje norteamericano, puede ser un punto
de encuentro de los amantes. Puede ser también el lugar de una cita que nunca
se realizó como en Meet Me in the
Morning, hermoso blues arrastrado
pautado por unas guitarras de sonidos dulces y melodiosos que contrastan con la
voz de un Dylan quejumbroso que apela a la naturaleza y a las resonancias
marinas (Conrad está presente también a lo largo del disco) para hacer un
apunte de su amor contrariado: “Mira al sol hundiéndose como un barco en el
horizonte, ¿no queda, acaso, así mi corazón, pequeña, después de que tú besas
mis labios?”.
-
V –
La armónica rompe la
atmósfera melancólica instaurada por los temas precedentes. Estamos frente a un
ambiente westerniano, con varios personajes:
Lily, Rosemary and the Jack of
Hearts, pero, además, está el
observador, que nos cuenta la historia, ese personaje itinerante que en su
recorrido por los muchos caminos que conducen al Far West de repente hace un
alto, entra en el pueblo, pasa por el saloon,
escucha la música que de allí proviene y queda encandilado mirando la acción
que allí tiene lugar.
Dylan se desplaza
entre el Jack of Hearts y el narrador que da cuenta del triángulo amoroso Lily-
Big Jim-Rosemary. El Jack of Hearts es un personaje enigmático, que cumple la
misma función que tuviera el Alias en el film Pat Garrett y Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1973) y que
personificara el mismo Dylan: es testigo de lo que allí ocurre, no sabemos qué
piensa, toma partido según lo que su moral le dicta.
Historia de
cabareteras, truhanes y juez borrachín. Ficción dentro de la ficción. Todo el
mundo conocía que Lily tenía el aro que Jim le había obsequiado y nadie podría
interponerse entre ambos, nadie salvo el Jack of Hearts, dice la canción.
Rosemary estaba cansada de tener el rol de esposa de Big Jim. Ella se veía a sí
misma cabalgando con el Jack of Hearts, comenta también la crónica. Un
descenlace con un cuchillo en la espalda de Big Jim, la soga en el cuello de
Rosemary y una Lily reflexiva pensando en sus compañeros, pero sobre todo en el
Jack of Hearts, cierra la historia al compás del country brioso que la armónica
de Dylan desgrana y que mágicamente nos traslada hacia uno de aquellos
olvidados lugares del viejo oeste americano.
- VI -
La ficción también es
trágica, también es melancólica. Y a pesar del ritmo galopante de Lily, Rosemary y Jack of Hearts, esos
sonidos finales de armónica que se van desvaneciendo en el tiempo dejan un
sabor agridulce y motivan el retorno hacia los recuerdos, hacia los buenos
deseos, hacia el saludo postrero a la mujer amada.
If You See Her, Say Hello es
delicada, sensible, cuidadosa. Él pide a quien vea a la mujer que amó, que le
dé su saludo, no sabe por dónde anda ella, tal vez esté en un lugar muy lejano
–en Tanger, quizás. No la ha olvidado, aún piensa en ella con cariño y a pesar
de la distancia, ella está en su corazón. Entre el arrepentimiento y la
justificación, entre el deseo de reconciliación y la pasión, Dylan expresa
angustia y en gesto contrito clama finalmente por su presencia... si tuviera
ella un poquito de tiempo. No hay sonidos de armónica luego del último verso de
la canción, sólo sonidos nostálgicos de cuerdas que semejan los movimientos de
ida y vuelta de un pincel en los últimos trazos sobre un lienzo en el que ha
quedado impresa el alma del pintor.
Y luego, la historia
en un tiempo no definido, pero un tiempo duro y de violencia, “donde la
ignorancia era una virtud y el camino estaba lleno de fango”. Shelter
from the Storm nos habla del hombre acosado por el entorno agresivo y
bestial, golpeado, saqueado y excluido, cansado de pelear y casi sin esperanza,
hasta que un día tiene una visión de una mujer con pulseras de plata y flores
en l,os cabellos, que con gracia y delicadeza le abre los brazos, y le dice que
entre, que lo protegerá de la tormenta. Al aperecer ella en escena, Dylan
cambia la entonación de la estrofa, diferenciándola claramente de las otras
nueve, cuya melodía es repetitiva, sin dejar de ser fascinante.
La felicidad, sin
embargo, no será duradera. De pronto hay una enorme barrera entre él y ella, y
nuevamente el hombre está en el desconcierto, en medio de un país extraño, hablando de desesperanza y desamparo. El final
cabalga entre la afirmación, el lamento y el deseo: “si tan sólo pudiera
retroceder el tiempo, a aquel momento en que Dios y ella nacieron”. El sonido
metálico, brillante, de las cuerdas son las frases finales de un tema en el que
resuena inquietante el delicado ofrecimiento de esa mujer mágica que, cual hada
de los bosques, tocó su corazón y le dijo “Come in...I’ll give you shelter from
the storm”.
Buckets of Rain es una suerte de
declaración final. Ha habido muchas lágrimas, mucha lluvia, pero aún hay rayos
de luna para ofrecer a la mujer amada y hay todo el amor del mundo por si ella
lo quisiera. Arropado por el sonido mercurial que Dylan buscó para este disco,
el Blood on the Tracks concluye
dejándonos el hechizo de su belleza y su melancolía.
-VII-
Imposible permanecer
indiferentes ante la caída de las máscaras de un Dylan que toma impulso en su
nueva etapa musical, luego del interludio que significara para él la vida
familiar y el sonido decididamente country
y de resonancias bucólicas que caracterizó su obra desde 1968 a 1973. Entre ambos
años, el inspirado John Wesley Harding
y el intrascendente Dylan, uno de
sus álbumes más criticados, y en medio
de ellos el delicado Nashville Skyline
(con su voz a lo Elvis Presley) y un expectante New Morning (1970), que con sus baladas, blues y coqueteos
jazzísticos, hacía ya prever que el genio estaba por despertar.
El Blood on the Tracks es un álbum confesional, íntimo, grabado a
pecho descubierto, y con el corazón en la mano. De allí el desconcierto de
aquellos músicos que estuvieron con él en la grabación. Acostumbrados a los
pruebas y al aprendizaje previos, tuvieron que apelar a su talento e intuición
para seguir a un Dylan cargado de ideas y emociones prestas a desbocarse según
su estado de ánimo y en el que no se admitía –ahora menos que nunca- la
repetición y el ensayo.
Para Dylan, la
interpretación está en función de los sentimientos, el humor, el ambiente, la
pasión que lo envuelve al momento de hacerlo. Dylan va a una sala de grabación con
algunos textos escritos, unas ideas en la cabeza y un sonido en particular en
mente. Lo que finalmente queda registrado en la placa es un estado de ánimo del
cantante, no importan los defectos de la interpretación, lo único a tener en
cuenta es la espontaneidad, originalidad y todo aquello que revele de manera
fiel el sentir del autor.
Guitarristas talentosos
quedaron fuera del disco porque no sintonizaron con la forma de trabajar de Dylan,
entre ellos Mike Bloomfield, célebre por su participación en el glorioso Highway 61 Revisited (1965), que contiene
la versión original de Like a Rolling
Stone. Sabían ellos de la crisis emocional de Dylan y de su dolor, pero no
fueron capaces de seguirlo. El Blood on
the Tracks fue grabado entre el 16 y el 25 de septiembre de 1974 en Nueva
York, sin embargo, Dylan, pronto cambió de opinión y en vísperas de la salida
del disco, le comunicó a la Columbia, su sello discográfico, que haría cambios
importantes. Entre el 27 y el 30 de diciembre del mismo año, en un estudio de
Minneapolis (Minnesota), con músicos locales regrabó algunos temas (Idiot Wind; You’re a Big Girl Now; Tangled
Up in Blue; Lily, Rosemary and the
Jack of Hearts y If You See Her, Say
Hello). Importante es mencionar que en los créditos del disco, que
finalmente vio la luz el 17 de enero de 1975, no figuran los músicos que
participaron en Minnesota.
Gracias a las ediciones
oficiales –Biograph (1985) y The Bootleg Series Volumes 1-3 (1991)
es posible conocer aquellas versiones grabadas en Nueva York y que luego fueron
desechadas. Robbie Robertson y Joni Mitchell le comentaron a Dylan que esas
versiones eran mejores que las grabadas en Minneapolis. ¿Qué había en ellas que
las hacía mejores? ¿Qué intentaba ocultar Bob?
Si miramos en
retrospectiva, a mediados de los años setenta, Dylan aún seguía vapuleado por
la crítica que no entendía ese ir a contracorriente –hacer country en plena era de la
música paz y amor era inconcebible- de un Dylan encantado con la vida
familiar, el campo y los amigos. Dylan habría sentido mucho temor de no haber
sido comprendido. Y a Dylan siempre le gustaron las máscaras. Sin embargo, más
allá de los ocultamientos, el dolor, la tristeza, la ternura, la ira, el
desprecio, la humildad, el orgullo aparecen y desaparecen en el intenso viaje
por el interior de un hombre que convirtió su crisis emocional y afectiva en
una hermosa creación musical.
Lima, 24 de septiembre de
2006
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