Dicen que hacer el amor es signo de
buena salud y que, además, contribuye a que la salud sea cada vez mejor. En
buena cuenta 'echarse unos polvos' es una buena terapia que nos conduce a
retrasar el cumplimiento de aquella cita bíblica que dice: 'Polvo eres y en
polvo te convertirás'.
Bueno, en el noticiero de Yahoo
apareció un artículo redactado por un señor llamado Deb Donovan, a quien no
conozco ni en pelea de perros. Nota bien escrita, apelando a fuentes científicas
confiables, y que defiende a ultranza la práctica amatoria en tanto se ha
revelado como una fuente de salud. Vaya, vaya. O sea, quiere decir, ejem, ejem,
que hasta el momento de tal descubrimiento, aquellos que se entregaron a los
placeres del campo de Venus, quizás lo hicieron llenos de temores por aquellos
principios tántricos de que no hay que gastar el semen y que hay que acumular
energía o quizás, porque se acordaron de los consejos de los abuelos de no
acudir la autosatisfacción para evitar
llegar al Larco Herrera o al consultorio del neumólogo. Ojo, porque aquí si se
habla de hacer el amor, yo incluyo también (siguiendo los pasos del siempre
lúcido Marco Aurelio Denegri) las caricias propias que, caramba, nada mal hacen
y dan placer sin cobro alguno.
Con esta pequeña introducción
leamos los consejos que da el iluminado autor del texto. Estos consejos van en
cursiva y en negrita como para que se convierta en un nuevo decálogo que
impreso en letras de molde y puesto en un cuadro, bien se puede colgar en una
de las paredes de nuestra habitación. Yo
me permito comentarlos, esperando con ello aportar a la ciencia y, sobre todo,
a barrer de la faz de la tierra tanto tabú que mantuvo en las tinieblas de la
ignorancia a muchísimas parejas dándoles infelicidad. Hay al respecto, un libro
notable de Ian McEwan, - Chesil Beach -postulado hace poco al Príncipe de
Asturias, que recomiendo leer, aunque he descubierto algunos errores en la
traducción, pero….Y aprovecho para darle un jalón de orejas al redactor de El
Comercio que mencionó que McEwan es autor de No Country for Old Men. Y lo
escribe, sin vergüenza alguna, así en el pie de la fotografía: “McEwan
(Aldershot, Inglaterra, 1948). Después de que su libro “No Country for Old Men”
fuera llevado al cine, es uno de los autores más conocidos”. Burro!!!!! Por si
acaso, el autor del libro en mención es Cormac McCarthy. Y no hay parecidos
entre uno y otro.
Pero, bueno, vayamos al texto y a
nuestros comentarios.
1. Ejercicio. "La actividad sexual es una forma de ejercicio físico", según
el Dr. Michael Cirigliano, de la escuela de Medicina de la Universidad de
Pensilvania. Al hacer el amor tres veces a la semana quemas alrededor de 7.500
calorías en un año, el equivalente de correr 75 millas .
Convenimos con lo expuesto
en su totalidad. Aún no hemos hecho los cálculos y los cuadritos que reclamaría
cierto docto ingeniero que conozco, pero por ahora asumo que es así. Y tal es
la razón por la cual, yo sostengo que no es necesario salir a correr como un
poseído al parque a las cinco de la mañana, porque aparte de torturar a nuestro
organismo, nos exponemos a que nos asalten, a que nos muerdan los perros o que
nos dé un infarto. Claro, no faltará quién diga, que también es posible que
muramos de un infarto mientras gozamos como locos, pero al menos nos iremos
en pleno gustito. ¿Se imaginan, ahhhh, ahhhh y gozo y dolor juntos,
indistinguibles uno del otro y como pasaporte de entrada al paraíso?
2. Respiración
pesada. Una noche de amor puede elevar la cantidad
de oxígeno en las células, ayudando al funcionamiento de los órganos y tejidos
en su mayor capacidad.
Y cuanto más ardoroso el
partido, pues más oxígeno, más vida. Vi hace muchos años una película llamada La Máquina del Amor, del
inefable Pasqueale Festa Campanella. Allí ya se anunciaba las bondades de un
frenético dale que te doy. Los cuerpos desprendían tanta energía que fueron
capaces de alumbrar todo un edificio. Ni más ni menos. Posiciones recomendadas: la del misionero (que,
como ven, los curas se las sabían todas) y la del perrito. La de costadito es
para los perezosos y por lo tanto no es
tan recomendable, salvo que se trate de un segundo o tercer round. La de ella,
cabalgando con brío no es buena para el hombre, no porque sea rebajado a la
categoría animal (que allí bien se aplica aquello de animal de carga), sino
porque es demasiado ‘comodona’ para él; sólo ella se beneficia allí del mayor
oxígeno que la agitación produce en las células. Y de lo que se trata es que el
oxígeno fluya por las células de ambos. El beneficio tiene que ser compartido,
a menos que cada uno se inspire por su lado y decidan como en la canción de
Dylan irse cada uno por su lado.
3. Huesos y músculos fuertes. "Cualquier clase de ejercicio físico va a aumentar los niveles de testosterona", afirma
A mayor cantidad de
polvos, el músculo del amor, o sea el pene, por más humilde que sea, se
fortalece. El pubocoxígeo femenino –tal como lo ha enseñado la gordita
Rampolla- será cada vez más firme. Los muslos de ella (prefiero pensar en
ellas, ahora) serán cada vez más rotundos, etc, etc…. Que estamos escribiendo y
no gozando, aún….
4. Bajo colesterol. Hacer el amor regularmente puede bajar levemente los niveles del colesterol total del cuerpo, mientras cambia positivamente el índice del colesterol bueno.
Fuera dietas. Nada de
que mañana empiezo mi dieta y no hay cuando comenzar porque siempre será
mañana. Comer y copular. Copular y comer. Se recomienda hacerse un análisis
antes de empezar la terapia intensiva, y luego hacer controles cada quince
días. Copular una a dos veces por día es lo recomendable. Vivir para copular y
copular para vivir, tal es la máxima que debemos tener todos aquellos que
deseamos tener buena salud. Y no hagan caso del tantrismo….eso estuvo bien en
el pasado, cuando los nobles y privilegiados tuvieron muchas mujeres y tenían
que satisfacer a todas en una noche porque de lo contrario ellas se sacaban los
ojos…pero este es un tema que tocaremos en otra ocasión.
5. Alivio del dolor. El sexo puede reducir los niveles de "los dolores artríticos, de cabeza y el provocado por la hiper extensión cervical" asegura el Dr. Beverly Whipple, presidente electo de
Cierto, incluso cuando
duele el estómago, es bueno excitarse, imaginando aquellas cosas que más nos
arrechan. Por si acaso, para muchos legos, el término arrechar o arrecharse
está aceptado por el DRAE. Lo explicaré en otro momento, por ahora pienso que
ya se imaginan lo que es. Bueno, decíamos, que el deseo, y lo que hacemos para
incrementarlo, hace que el dolor se atenúe. En ese momento, se debe iniciar la
sesión amorosa, suavemente al comienzo, como para que el estómago sepa que hay
otros órganos que también están urgidos de atención y deje de joder. Luego,
continuar haciendo el amor de manera salvaje y primitiva, y asunto resuelto.
Fuera dolores, y la vida se ve en technicolor. Si no me creen hagan esta
prueba, cuando les duela algo, empiecen a excitarse, como mejor les parezca, y
luego empezar la autosatisfacción (un término elegante, para no herir
susceptibilidades) hasta llegar al orgasmo, lentamente al comienzo y
rápidamente después. Santo remedio para los dolores.
6. Sin suplementos. DHEA (sulfato dehidroepiandrosterona), una hormona suplemental popular, es liberada naturalmente durante el acto sexual. "Exactamente momentos antes de orgasmo y la eyaculación,
Aquí si estamos jodidos.
Y tengo una gran duda, porque cómo diablos han obtenido esos resultados?
Imagínense que están tirándose un rico polvo, con el mirón al lado. Para
empezar, salvo que sean exhibicionistas, es difícil arrecharse con un tercero
en la habitación. Peor aún, recibir un pinchazo (si es que se requiere una
muestra de sangre para el análisis), justo antes de la corrida. Ya se me viene,
ya me vengo, ya nos venimos…yaaaa, yaaa …y el doc corriendo a pincharlo a él y
a ella para saber que la hormona de marras justo ha subido en el momento en que
ambos estaban ya por correrse.
Difícil de creer, eh?, ¿Cómo habrán hecho la prueba? Nos imponemos la tarea de
aprender a poner inyecciones. Prefiero ponerlas a que me las pongan. Jamás
aceptaría ser objeto de laboratorio.
7. Protección de la próstata. Los investigadores señalan que los problemas con la próstata pueden presentarse o empeorar porque el fluido se acumula dentro de la glándula. La eyaculación regular ayudará a eliminar esos líquidos. Sé cauteloso con los cambios repentinos de la frecuencia, ya que éstos también pueden provocar problemas en este órgano.
Muchos hemos disfrutado
como locos del placer solitario en nuestra adolescencia y juventud. Dos a tres veces al día. Después, la
frecuencia baja, pero como siempre es bueno recordar, de vez en cuando se
recurre a la pajita nostálgica, evocadora, tristona, que no por ello deja de
cumplir con su cometido. Pero, bueno, pensando en lo que dicen los
investigadores esperamos que de algo sirva o haya servido. El coito, que
empezamos a practicar tan luego tuvimos pareja tomó la posta. Menos
masturbación, pero ella siempre presente. Y lo hicimos, a pesar de que en
aquellos tiempos los mayores (salvo un cura de apellido Herrera, que era muy
liberal) solían decirnos que íbamos a volvernos locos o íbamos camino a ser
tuberculosos por culpa de ese acto tan simple como placentero. ¡Qué injusticia
de la naturaleza!, seguramente pensamos en esa etapa de nuestra vida. Sin duda,
nos asustamos con tan malas perspectivas, pero la arrechura pudo más que el
miedo y seguimos dale que te doy. Años más tarde vino el provecto Marco Aurelio
Denegri con sus discursos incendiarios a favor de la masturbación y con ello se
borró completamente nuestro complejo de culpa. Bueno, ahora, con masturbación o
con cópula, la próstata camina mejor. Eso esperamos. Dios bendiga a Marco
Aurelio y a los doctores que promueven las caricias a nuestros siempre
atribulados penes. Y una última cosa: no vale copular hoy sí, y mañana y pasado
no. No, de ninguna manera. Las eyaculaciones tienen que ser diarias.
8. Alivio del estrés. "El sexo puede ser una manera muy eficaz para reducir los niveles del estrés", dijo Donahey a Men's Health.
¡Y nos lo van a decir!!!! Lo que nos ayudó en
momentos de mayor estrés fue la cópula y el placer solitario. Que si el gerente venía y tronaba como un
energúmeno, a pensar en la piernona que habíamos visto hacía un momento y a
masturbarse luego, pensando en ella. Que se retrasó el maldito trabajo y grito
por aquí y grito por allá, pues a imaginar el culito de aquella muchachita que
usaba aquellos pantaloncitos ajustados y luego a satisfacerse como la naturaleza
lo pedía. Que había que presentar informe aquí e informe allá para ayer, y sin
saber por donde empezar, pues a empezar la gratísima tarea del amor pensando en
los hermosos senos de aquella guapa joven que los mostraba con tal audacia como
diciéndonos míralos, pero no los toques porque no son para ti… Y así, de pajita
en pajita y de polvito en polvito, surcamos el proceloso mar de las tensiones
en los años duros, cuando Saurón gobernaba la Tierra Media …
9. El amor nos mantiene juntos. Crenshaw dice que el tacto cariñoso aumentará los niveles de oxitocina, "la hormona de la unión". La oxitocina es un químico que aumenta el deseo y es secretado por la pituitaria. La liberación regular de oxitocina puede incidir positivamente en la frecuencia con que se hace el amor.
No sé si la oxitocina o
el tocino….ehhhh ¿alguien se refirió al chancho? ¿o quizás a la chanchita?
Mucho respeto al hablar de esos animalitos que son los privilegiados de la
creación. Media hora de orgasmo. ¿Se imaginan? Media hora de placer, media hora
de ese gustito rico que sentimos en los genitales y que luego recorre el pubis
y asciende por el abdomen y nos estalla en el cerebro….Media hora, por Dios
Santo….¿Cómo podemos convertirnos en chancho aunque sea una vez en la vida? Y
si el chancho goza así, cómo gozará la chanchita, tal vez con el doble de
intensidad?
10. Hormonas. "Hacer el amor con regularidad puede aumentar el nivel de estrógeno en una mujer, protege su corazón y mantiene los tejidos vaginales más flexibles", confirma Donahey.
Para fortalecer el
corazón hay que copular o masturbarse con regularidad. O sea todos los días. ……
Bueno, nos disculpan, vamos
en estos momentos a iniciar nuestra terapia….aunque ¿vale la pena hacerlo ahora
que nos acercamos a pasos agigantados a los sesenta? Por un momento, nos olvidamos
que la juventud ya pasó, o sea estamos envejeciendo, vamos camino a los
sesenta, reiteramos, sólo nos faltan
siete años, las fuerzas ya nos están abandonando, la depre nos está
envolviendo….¿para qué vivimos? ¿qué fue de nuestras ilusiones…? El amor, o una
humilde pajita, tal vez nos ayude a olvidar que nos estamos convirtiendo en una
pequeña historia, en una minúscula historia, en una microscópica historia… en
una nanohistoria…..
R.
Lima, junio 2008
Lima, junio 2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario