30/11/13

DE COLECCIONES CRIOLLAS…



Sé que este correo va un poco cargado y, quizás, en algunas computadoras será rechazado. Sin embargo, me permito remitirlo porque nuestro buen amigo Henry Flores, melómano irredimible, siempre a la búsqueda de novedades musicales, encontró un par de colecciones de música peruana que las está recomendando. Algunas de ellas las hemos escuchado, los nombres nos son conocidos y tenemos aprecio por Eva Ayllón, Los Embajadores Criollos, Chabuca Granda y Oscar Avilés, sin dejar de reconocer los aportes de Las Limeñitas, el Zambo Cavero y otros tantos cultores de lo que se ha dado en llamar de manera genérica música peruana (valses, festejos, marineras, etc.)

Nunca fui un apasionado de esta música. Y creo que ya estoy viejo para serlo, pero con la madurez que dan los años he aprendido a escuchar y a tolerar. Creo, más bien que mi hermano Víctor (Vitucho, para nosotros y para sus amigos), debería opinar sobre esta música que no sólo le encanta, sino que, además la ha celebrado y bailado en sus juergas hasta el hartazgo. Veré de conseguir esas colecciones y hacérselas llegar. O aprovechando esta nota, pedirle a nuestro buen amigo Henry, que nos haga llegar una copia –no importa pirata- de las colecciones. Incluso, sería una buena ocasión para escucharla, comentarla y disfrutarla (hasta donde se pueda) tomándonos un Apostole Merlot o para que nuestros amigos argentinos se consideren invitados, un Escorihuela Gascón Cabernet Sauvignon.

Pero, volvamos a la nota. Decía que aprecio a Eva Ayllón por su voz cultivada, pero creo que se trata de una artista desperdiciada. Pienso que le faltó un buen manager, que dirigiera su carrera, utilizando su registro vocal para ampliar sus horizontes. Tengo un disco de Los Hijos del Sol, aquella banda de fusión que agrupaba a músicos peruanos entre los que se contaba Alex Acuña (que ha tocado con U2 y otros grandes músicos de jazz y rock) y que se reunían cada cierto tiempo para hacer un espectáculo y, de paso, grabar discos. Decía, pues que tengo un disco de Los Hijos del Sol, en el que la morena hacía de vocalista. Pues, allí fue donde quedé impresionado de sus posibilidades: sus versiones de El Surco (que me sirvió de entrada en dos fiestas de año nuevo que hice en casa allá por los noventa) y El Tamalito, son realmente memorables.

De Los Embajadores Criollos, tengo el recuerdo de Alma, Corazón y Vida y de Ódiame, en la voz inconfundible de Rómulo Varillas. Siempre he preferido los temas criollos antiguos a los nuevos. No sé si alguien se acuerda de Juan Mosto y sus valses abolerados. A muchos les gustaba, a mí me parecían muy insulsos. Pero los tiempos cambian, y los gustos musicales también. Tal vez si lo vuelvo a escuchar…. De Chabuca Granda me gustaba lo que a otros no: sus interpretaciones. He escuchado decir que las canciones de Chabuca son mejores en las voces de otros. Puede que sea así, dejo esta opinión en manos de los entendidos, pero lo cierto es que a mí sí me gustaba, y su Flor de la Canela y su Fina Estampa, que me recuerdan a las tías entrañables, me gustaría volver a escucharlas con esa voz gastada que hace poco capturé en un programa de radio.  También hace poco que me enteré que ella compuso canciones en homenaje a Violeta Parra y a Javier Heraud, confieso que me encantaría escucharlas.

Hago aquí una pequeña digresión: se ha publicado una nueva edición de los poemas de Javier Heraud,que incluyen fotos inéditas. Recomiendo comprar esos libros de unos de los poetas más sensibles que hemos tenido. Y a pesar de que hay voces críticas respecto a sus poemas denominados comprometidos (un compromiso con la revolución latinoamericana en los sesenta y que le costó la vida en un enfrentamiento con el ejército boliviano), yo sigo emocionándome con toda su obra poética, hermosa y vital, que muestra el alma generosa de un joven que ofrendó su vida en pos de un ideal. Sin poses y sin oportunismos. Poeta y guerrillero, Javier sigue en nuestros corazones.

En cuanto a Oscar Avilés, lo que nos atrae son sus toques de guitarra. Un maestro, sin duda. Los amantes de la música criolla seguramente disfrutarán a rabiar los discos que recomienda Henry, y cuya reseña me extraña que se haya barajado la posibilidad de publicarla en Demo, una revista dedicada al rock. Pero, sí está muy bien que aparezca en su blog. Una anécdota sobre Oscar Avilés: creo que estábamos en los ochenta cuando en un programa de televisión se anunció que Oscar Avilés había dejado olvidada una de sus guitarras en un taxi y que pedía que se la devolvieran. Me imagino que aparte del valor económico, la dichosa guitarra tenía un valor sentimental, aunque también es cierto que los cantantes y compositores criollos nunca estuvieron bien remunerados. Pasados unos minutos apareció el taxista con la guitarra y el buen Oscar, feliz con el bien recuperado, le dijo que como recompensa le iba a dedicar una canción. Y se arrancó con un solo de guitarra, que al taxista no le hizo mucha gracia porque él esperaba una jugosa recompensa económica. No estaba para valsesitos y virtuosismos guitarreros.

Y bueno, pues, el envío de Henry, se completa con una versión extraordinaria de Cuando un Criollo se Muere. Un vals notabilísimo, cuyo prólogo toma algunos acordes de Escalera al Cielo, el tema clásico de la banda rockera Led Zeppelin. Y no hay copia alguna, estimado Henry, quizás puede ser una suerte de homenaje, pues sólo toma prestados unos compases, si no me equivoco, los máximos permitidos por la legislación al uso. Es lo mismo que ha hecho Shakira en Suerte con el intro de Shine on you Crazy Diamond de Pink Floyd o Joaquín Sabina en Quién Me Ha Robado el Mes de Abril con los primeros acordes de Knockin’ on Heaven’s Door de Bob Dylan. Claro, lo que llama la atención es que esta audacia se haga en un disco de música criolla. Pues eso significa audacia y, quizás, sabiduría.

Bueno, ya se pasó la mañana de este sábado limeño, un tanto gris. Hagamos que salga el sol escuchando música. Y ya tengo en el reproductor a todo volumen el Princesa del Dos Pájaros de un Tiro. Como dijo nuestro buen amigo Andrés Caicedo, ¡Qué viva la Música!

Saludos a todos

Rogelio Llanos Q.

Lima, junio 2008






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