(Declan Lowney, 1992, VHS)
Una,
con la mirada franca y siempre digna,
la
otra, puro sentimiento y el gesto amable.
Se
fueron para quedarse en nuestro corazón.
Escribe:
Rogelio Llanos Q.
Magic & Loss es
magia y pérdida, sonidos y silencios, alegría y tristeza, placer y dolor,
contención y descarga, sonrisas y lágrimas, vida y muerte. Este paso de la luz
a la oscuridad motiva una reflexión profunda y bella, terrible y hermosa entre
intensos destellos anaranjado rojizos e inquietantes fríos azulinos. Magic & Loss, en palabras de Lou
Reed, un conjunto de canciones sobre “la amistad, el amor y la pérdida”, se
desliza sensible y sutilmente entre el blues
lento y emotivo y el rock enérgico e impetuoso.
Durante veintisiete
días de un abril primaveral del ya lejano 1991, en su amada New York, Lou Reed
se reúne con sus cómplices Mike Rathke, Rob Wasserman y Michael Blair para
llevar al disco su homenaje a Rita y a Doc, sus amigos entrañables que
emprendieron su viaje final a consecuencia del cáncer incurable. Casi un año
después, el 18 de marzo de 1992, Lou y esta pequeña y extraordinaria banda
toman por asalto los Bray Studios de Londres y organizan un ritual
celebratorio, íntimo, con ausencia de público y sólo acompañados de esa especial
voz de little Jimmy Scott, infantil,
aterciopelada, y de una iluminación que, haciendo eco a la inspirada música de
Lou, oscila entre el guiño scorsesiano
y el clima espectral.
Una cámara de
movimientos armoniosos que se desliza sigilosamente entre primeros planos,
planos de detalle y encuadres generales se convierte en una cómplice más del
ritual. Allí, en el escenario, aislados del mundo, Lou inicia el concierto con
una furiosa descarga de sonidos, como invocando la presencia espiritual de la
amiga que se fue. Dorita es una
breve, pero soberbia obertura, con solo Lou bajo los reflectores, del
maravilloso Magic & Loss. Luego,
el silencio, la oscuridad, e inmediatamente después, una luz intensa bañando a
la banda entera y los sonidos cálidos, amables, acompasados de What´s Good. Pero no nos equivoquemos
la bella melodía acuna entre sus arpegios un mensaje de desolación, de
desengaño: sí, la vida es bella, pero nada justa.
Y después de esa
declaración que sirve también de epígrafe al vídeo, Power and Glory, la constatación de los hechos, el testimonio del
amigo que intenta vivir lo que el viejo Doc experimentó: “Recibí la visita del
Poder y la Gloria...la electricidad corría por mis venas...Me envolvió el
aliento cálido de la divinidad...”; y luego: ”... Ví un gran hombre convertirse
en niño /el cáncer lo redujo a polvo....ví introducir isótopos en sus
pulmones...el mismo poder que quemó Hiroshima”. Pero, antes, la declaración
solidaria y emocionada: “Y quise que eso me pasara a mí...”.
Magician, magician,
mago, hechicero, divino hacedor, libérame de este cuerpo dolorido, de este
cuerpo en descomposición. El ferviente deseo de vivir, el desesperado deseo de alcanzar
al fin la paz, el indeclinable deseo de atravesar la tormenta para alcanzar la tranquilidad
anhelada. Magician es una de la
canciones más emotivas y terriblemente bellas de este álbum. Un contrapicado
inesperado con plena iluminación del escenario es el aviso para que las
guitarras vuelvan a trepidar en Sword of
Damocles, que nos advierte que la radiación mata tanto lo bueno como lo
malo, de modo que para vivir hay que morir también. Goodbye
Mass y Cremation son apuntes
melancólicos, con un Lou sentado y guitarra en ristre en torno a la despedida
postrera entre amigos, mensajes y ceremonias y el pensamiento recurrente en el destino
inevitable, aquel coalblack sea, que
espera por el hombre al final del camino. Delicados toques de guitarra, una
batería que por momentos suena firme, contundente, solemne, emulando quizás el
momento en que la muerte llega a tocar nuestras puertas.
La evocación cariñosa,
amable, melancólica de Rita está en la delicada Dreamin’ : “Siempre estabas riendo, pero nunca te reías de mi...”.
El elogio a la fortaleza del amigo y el lamento por no haber podido compartir
con él los momentos decisivos está en No Chance: “...Pero tu optimismo me
hizo pensar que habías vencido / Así que no tuve ocasión de despedirme...” . Y,
entonces, la cólera, la impotencia se transforma en un arrebato musical de
proporciones, vibrante, fuerte y emotivo: The
Warrior King. Una descarga letal contra la muerte, imaginando ser un rey
guerrero con poder omnipresente y el corazón lleno de rabia y de deseo de
venganza. Inolvidable ese epítome de guitarras improvisado frente a unos
tambores que se contagian del furor de las cuerdas y que suenan, en medio de un
escenario colmado por una luz rojizo amarillenta, como una reivindicación de la
vida, como una protesta desgarrada contra la muerte injusta.
Muerte, violencia e
ironía se dan la mano en Harry´s Circumcision,
reformulación musical del corto de Martin Scorsese, The Big Shave (1967): ante un espejo, el personaje pasa de la
reflexión descarnada y la exploración minuciosa de su cuerpo al inevitable tajo
inmisericorde. Con voz grave, Lou recita el texto, dejando sólo para el final,
con la marcada presencia de los tambores, la incipiente melodía que encubre el epílogo
irónico –la decepción final- del frustrado suicidio del personaje.
Gassed and Stoked nos
declara, entre broncos sonidos de guitarra y el golpe firme y acompasado de los
tambores, que resulta difícil olvidar al
amigo muerto. Se retoma, entonces, Power
and Glory, ahora en un ritmo acelerado, para finalmente, derivar en el
solemne Magic and Loss. Leves toques
de guitarra al inicio, un clima espectral en torno a la banda, la batería
percutiendo insistente y obsesiva, y un
final con Lou, solitario, bajo los reflectores, aludiendo al fuego purificador como
vía ineluctable para llegar a la luz. Con la sabiduría que otorga la madurez,
se atreve, a pesar del dolor y la angustia, a reconocer que hay un poquito de magia en todas las
cosas. Las palabras llegan a su fin y dan paso al ruidoso y creciente sonido de
guitarras. Y súbitamente, tras las miradas cómplices de
Lou y su banda, se hace abruptamente el
silencio y la oscuridad.
Lima, 17 de febrero de
2007.
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