8/12/13

LAS COSAS DE LA VIDA

(Nobody’s fool, 1994)

Director: Robert Benton

Un director habilidoso y un reparto notable son las cartas de presentación de Las Cosas de la Vida. Robert Benton no es ningún autor, pero debemos admitir que siempre nos interesó por su aplicación en los diferentes géneros que le tocó abordar, aunque, también es preciso decirlo, después de Mala Compañía, ese virulento y descarnado “western” con el que debutara allá por 1972, nunca más volvió a alcanzar las cotas establecidas por dicha cinta. Más bien, Benton optó, luego, por un quehacer eficaz, pulcro, contenido y ausente de cualquier tipo de audacia, contando para ello con actores de primera y con un buen director de fotografía. Ayer fueron Dustin Hoffman, Sally Field, Meryl Streep bajo la lente del recordado Néstor Almendros. Ahora, en Las Cosas de la Vida, Benton reune a Paul Newman, Jessica Tandy, Melanie Griffith con John Bailey a cargo del tratamiento fotográfico. Y el resultado está de acuerdo a esa línea que el director de Kramer contra Kramer  prácticamente ha estandarizado: un relato bien armado y una ambientación precisa.

Y decimos lo anterior sin mucho entusiasmo, no porque el film nos moleste o incomode. Lo que sucede es que uno espera algo más que el lucimiento de un grupo de actores que, sabemos, difícilmente nos van a defraudar y, por otro lado, el film discurre con cierta morosidad por los predios de esas historias amables, algo edulcoradas y de buenos sentimientos, que nos da la impresión de lo ya visto o visitado. Una apuesta fácil y sin complicaciones. Sin embargo, en medio del gris y frio universo en el que se desenvuelve la historia, resulta imposible sustraerse al carisma del personaje protagonizado por Paul Newman: Sully, a pesar de sus años, es capaz de  encantar a Toby (Melanie Griffith), que generosa lo premia mostrándole juguetona y fugazmente sus senos; aún posee la suficiente vitalidad como para poner en ridículo al villano Carl (Bruce Willis), enfrentarse con la indignación del viejo pionero a la ley abusiva o ganarse la buena voluntad y el cariño de su vieja amiga Miss Beryl (Jessica Tandy, en un papel a su medida). Y tan sólo esta demostración talentosa de un Newman indomable y tierno, que se entrega a un trabajo que lo sabe carente de pretensiones mayores, hace que la visión  de Las Cosas de la Vida se convierta en un acto placentero.

Película de personajes marginales, de situaciones casi intrascendentes, en la inevitable búsqueda de razones  para sustentar su existencia diaria. Una puesta en escena que ensaya una mirada pudorosa a sus protagonistas, en el límite con el melodrama, cuidando de no desbordarse, limando las aristas más agudas e inclinándose por una historia gentil sin dejar de ser simple, verosímil aunque echando en falta una dosis adicional de fuerza y pasión.

Rogelio Llanos Q.



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