NOTA PARA MI MAMÁ

Sí, ya lo sé mamá. Como las veces anteriores en que he venido a verte, tengo que escribirte una nota. Y sé que esta nota te acompañará hasta mi próxima visita.

Como si se tratara de un abrazo fuerte y prolongado que comunique todo mi cariño hacia ti, querida mamá.

Con ese ánimo redacto estas líneas mientras transcurren las horas finales de un año que nos trajo grandes tristezas, pero también algunas alegrías. 

Y una de ellas, una de mis alegrías, es ver cómo resistes el paso del tiempo: rezas por cada uno de tus hijos, miras por la ventana en dirección de la casa de tu hijo bien amado, te preocupas por los nietos y los bisnietos que alegran la casa con sus gritos y sus juegos y te refugias en un sueño tranquilo y reparador. 

Te contemplo y me enterneces. 

Me sumerjo en los recuerdos de infancia y adolescencia, cuando me abrazabas, me protegías y me engreías. 

Todo ese tiempo feliz pasó velozmente, pero lo que siempre ha permanecido inalterable es el afecto, es el amor. Te quiero mucho mamá.

R. 

Trujillo, 31 de diciembre de 2013