Se observa un gran movimiento en
el campo energético de nuestro país. Se aproxima un fórum internacional de gas
y energía a llevarse a cabo en setiembre y encuentros de negocios con
empresarios alemanes promovidos por la fundación Konrad Adenauer y algunas
consultoras berlinesas para octubre de este año. Todo ello es un indicativo del
interés que hay por invertir en nuestro país, dadas las oportunidades y la
visión del potencial existente.
Este pequeño párrafo que indica lo
que se viene en el sector eléctrico y de combustibles nos obliga a tener
presentes algunos indicadores económico financieros así como una información
básica relacionada con el campo de la energía. Parte de esta información está
siendo tomada del artículo Perspectivas para Alemania en el Sector Energético
de Perú, cuyo autor es Carlos Peláez, PhD del instituto de la Competencia y
Derecho Energético de la U. Berlín.
Para empezar, diremos que el Perú
ya está en los treinta millones de habitantes y tiene un Producto Bruto Interno
(PBI) de USD 220 billones. Su tasa de inflación es bastante baja, a pesar
de los repuntes últimos que ha habido, y llega en el año a 3.28%; en tanto que su
tasa de crecimiento económico promedio en los últimos diez años bordea el 6.4%.
Ciertamente, el BCP, para este año está proyectando 5.5%, disminución que ha
puesto en alerta a algunos agentes económicos, pero que, creemos, no debe
llevarnos a la angustia y menos al pesimismo.
Los recursos energéticos, según
su aprovechamiento, y de acuerdo a la Memoria Anual 2012 del COES, son: agua
(55.86%), gas (43%), carbón (1.8%), petróleo (1.1%) y renovables (1.7%). Para los próximos años, se proyecta que las
principales fuentes de energía serán las centrales de generación hidroeléctrica
y térmica, siendo el uso del gas en ciclo combinado, el objetivo de las
inversiones en esta segunda fuente. Es importante mencionar que tanto la
energía solar como la eólica no han experimentado un desarrollo en el país,
pero los estudios demuestran que existe un gran potencial.
Según datos del Ministerio de
Energía y Minas, están previstas inversiones del orden de los 24 mil millones
de dólares hasta el 2016 en el rubro energético. Tales inversiones incluirían
la construcción de gasoductos de transportes y redes de distribución de gas
para diecinueve ciudades, ampliación de la red eléctrica, construcción de
centrales de generación hidroeléctrica y térmica para inyectar 3000 MW al sistema
eléctrico nacional, la construcción de un polo petroquímico en el sur del país
y otros proyectos más.
No olvidemos tampoco que el
crecimiento de la demanda energética ha sido de 6.65% entre el 2012 y el 2011,
y su crecimiento promedio anual en los últimos cinco años ha sido de 5.94%. La
demanda máxima en el año 2012 fue 5290 MW.
En cuanto al mercado eléctrico,
Carlos Peláez, cuya nota nos ha motivado a escribir la presente, opina que ha
arribado a tal estado de dinamismo que lo hace muy atractivo para las
inversiones. Este mercado está compuesto de aproximadamente sesenta empresas de
producción y generación, veinte de transmisión, veintiocho de distribución y
ciento cincuenta de una miscelánea de empresas dedicadas a la consultoría,
suministro de productos y prestadoras de servicios, empresas que a la vez
sirven de nexos con empresas foráneas que tienen amplia participación en el
mercado local.
Si de crisis hablamos, habría que
mirar el campo de la energía. Allí hay la suficiente efervescencia como para
pensar que hay mucho por hacer y, por lo tanto, que hay la oportunidad de
aportar a conservar la ilusión de un futuro para nuestro país.
Escrito para el noticiero digital de Quimpac
Septiembre 6, 2013
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