Llegaste a los ciento cuatro años, mamá. Hijos, nietos,
bisnietos, familiares y amigos han venido a casa a felicitarte y a participar
en la linda fiesta que todos hemos disfrutado. Fue un día de unión, alegría y
amor. Hemos visto la alegría dibujada en tu rostro. Has bailado y has sentido
en tu corazón las muestras de afecto de todos los que te queremos. Y viendo
cómo gozabas de tu día hemos sido felices también.
Pronto estaremos de retorno, mamá. Y tornaremos la tristeza
de la despedida en la alegría de la vuelta a casa. Que la ilusión se mantenga
viva en tu corazón noble y generoso.
Te quiero mucho, mamá.
R.
Trujillo, 26 de mayo de 2014
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