20/6/10

RECUERDOS A LAS PUERTAS DE SUDÁFRICA 2010

A mi Gaby, que gritará conmigo los goles de Messi
A Jordi, Nati, Julieta, Luciano, David, allá en el Baires querido

Escribe: Rogelio Llanos Q.

Esta nota la escribí antes de que Suiza humillara al favorito España; once días antes de que los Neozelandeses le jugaran de igual a igual y le quitaran un punto a Italia, poniendo en peligro su pase a la siguiente ronda de la competencia; y en los días previos a aquella tarde en que Gabriel Heinze hiciera uno de los más hermosos goles en lo que va del Mundial, poniendo a la Argentina en la recta de la clasificación a los octavos de final. Muchas sorpresas estamos viendo en Sudáfrica 2010, y la mejor de todas es que los cuadros sudamericanos están hoy más que nunca con altas probabilidades de ocupar puestos de honor en este torneo que está concitando la atención de propios y extraños. Bueno, allí va la nota, tal como la escribí, lleno de expectativas antes del comienzo de este Sudáfrica 2010, que al igual que las anteriores ediciones, dejará muchos y apreciables recuerdos y anécdotas.

1.

Estamos a escasos dos días de la inauguración del décimo noveno mundial de fútbol Sudáfrica 2010. A esta alturas, nos imaginamos, las entradas para ver la inauguración y la final deben estar ya agotadas, a menos que la reventa haga de las suyas y alguien se anime a comprar las entradas a un precio estratosférico. Conseguir entradas a estas alturas para el partido inicial o la final es prácticamente imposible, salvo que ocurra aquello que pasó en el mundial de Suecia, allá por 1958.

Cuenta la historia que un mozalbete de nacionalidad sueca encontró de casualidad y tirado en la calle un boleto de entrada para el partido final entre Suecia y Brasil. Bien, ¿saben lo que hizo este honestísimo muchacho que había estado pugnando por conseguir el ansiado boleto? Pues, fue a la policía y lo entregó allí para que la persona que lo perdió pudiera reclamarlo. Según se dice, el muchacho recibió una recompensa de dos coronas y media, que equivalía al diez por ciento de del valor oficial del boleto, que en reventa estaba a 500 coronas. ¿Puede alguien imaginarse lo que habría sucedido en nuestra gris y chismosa Lima? Increíble, pero cierto.


Bueno, esta es una de las muchísimas historias y anécdotas acerca de los mundiales de fútbol que relata el periodista y escritor argentino Luciano Wernicke en Historias Insólitas de los Mundiales de Fútbol, libro que compramos en marzo pasado cuando estuvimos en Buenos Aires, a donde viajamos para ver al gran Caetano Veloso. Pues bien, a pocos días del inicio del mundial empezamos a leer este libro y ya a punto de terminarlo, nos dio ganas de compartir con los lectores de nuestras notas algunas de las anécdotas que allí se mencionan, no sin antes recomendar con énfasis la adquisición de este libro que es sumamente divertido. Y si al lector le gusta el fútbol, ¡Qué duda cabe! este libro le encantará.

Y es que se trata de una joyita porque aparte del placer y buen humor que causa su lectura, contiene una buena cantidad de datos e informaciones acerca de cada uno de los mundiales, incluyendo, al final, un anexo de récords registrados en los mundiales, desde Uruguay 1930 hasta Alemania 2006. Y para muestra basta un botón: Nos acabamos de enterar en las páginas finales del mencionado texto que nuestro admirado Zinedine Zidane (cuyo cabezazo al italiano Materazzi, bajo nuestro particular y controversial punto de vista, estuvo bien aplicado…y lluevan sobre nosotros los denuestos) fue el jugador más sancionado: cuatro tarjetas amarillas y dos rojas en doce partidos mundialistas, entre 1998, 2002 y 2006.

2.

Debemos reconocer que la última vez que seguimos con extremada atención un mundial de fútbol fue en 1970. Sí, en aquel Mundial realizado en México cuando nuestra selección cumplió un mínimo papel decoroso y despertó tantas ilusiones, que luego, Pelé y su dream team se encargó de hacerlos trizas en un partido en el que, debemos admitir, nos causó una profunda tristeza y no pudimos evitar derramar unas cuantas lágrimas al ver que el cuadro de Chale, Mifflin y Cubillas, el cuadro de nuestros amores, caía avasallado por esa tremenda máquina de hacer goles que fue la selección brasileña. Creemos que fue a partir de allí, que ya no quisimos saber más de fútbol. A partir de allí, dejamos de interesarnos en el fútbol. Ser hinchas de Alianza Lima pasó a ser un lindo recuerdo y nada más. Y ahora, sólo si estamos de buen ánimo nos sentamos a ver algún partido sin garantía alguna de llegar hasta el pitazo final.

Sí, la selección de Brasil acabó con nuestra entusiasta afición por el fútbol. Teníamos a la sazón quince años. Pero aún adolescentes, éramos grandes conocedores de fútbol, sabíamos de esquemas de juego, recordábamos con suma facilidad los nombres de los jugadores, mencionábamos las formaciones completas de los equipos, éramos los sufridos hinchas acérrimos de la gloriosa Alianza Lima y éramos también grandes admiradores del fútbol brasileño. Leíamos con avidez los periódicos deportivos, como La Crónica y las páginas finales de La Prensa, y recortábamos las fotografías y algunos textos sobre el equipo de nuestra predilección. Sabíamos de la maestría de Pelé y de la genialidad de Garrincha.

Y vaya, vaya, nos acabamos de enterar que Garrincha, el admirado Garrincha, que fue uno de los gestores del triunfo de la selección brasileña en Suecia 1958, casi no acude a ese Mundial debido a que el psicólogo contratado por la federación brasileña para que apoyara al entrenador Feola determinó con sus sesudos estudios que el popular Mané no debería integrar la selección a causa de su bajísimo coeficiente intelectual.


¿Se acuerdan de Nilton Santos? Hmmm, muchos que sólo siguen a los peloteros de nuestro pobrísimo fútbol peruano tal vez no, pero nosotros, a este excelentísimo defensa, sí lo recordamos con mucho afecto: le decían La Enciclopedia porque sabía de fútbol como ninguno.
Pues bien, Nilton Santos y Didí fueron a hablar con el psicólogo de marras, y su genial argumento para que no lo apartara de la selección al gran Garrincha fue: ¡Oiga doctor, Garrincha sabe jugar al fútbol! Unos pies desviados hacia adentro, una pierna seis centímetros más corta que la otra, una columna vertebral desviada y una capacidad intelectual disminuida, no fueron obstáculo alguno para que nuestro apreciado Garrincha, en sus sesenta partidos que jugó con su selección, ganara cincuenta y dos, empatara siete y perdiera sólo uno. Un grande, sin duda alguna.

Y es que estos tipos extraños, diferentes, muestran su genialidad cuando están en su medio. Charlie Parker, el extraordinario músico de jazz, cuya vida llevara al cine el maestro Clint Eastwood, desplegaba esa genialidad al momento de tomar el saxo entre sus manos. Sin su instrumento era un ser desvalido, derrotado por las drogas y el alcohol. El medio de Garrincha era el campo de fútbol y con la pelota en los pies trascendía hacia el mundo del arte.

Luciano Wernicke cuenta una anécdota curiosa sobre lo que era Garrincha fuera del campo de juego: en una ocasión en que paseaba por las calles de Estocolmo, Garrincha compró una radio a transistores, que por esa época valía un ojo de la cara. Era el invento de moda que sólo unos pocos podían adquirirlo. Pues, todo el mundo estaba sorprendido con la adquisición de Garrincha y no pocos lo felicitaron. Pero, de todo hay en la viña del Señor, y los vivos nunca faltan. El masajista le dijo por lo bajo que había hecho un mal negocio porque el aparatito en cuestión sólo transmitía en sueco y que en Brasil no le iba a servir para nada. Garrincha encendió la radio, probó en varias estaciones y, efectivamente, sólo escuchó hablar en sueco. Cuenta el periodista que registra la anécdota que Garrincha, se sintió estafado y maldijo hasta su última generación al vendedor y terminó vendiendo al masajista la radio por un precio infinitamente inferior. Así de ingenuo podía ser este genio del fútbol.

3.

Durante el tiempo que fuimos aficionados al fútbol gozamos hasta la euforia con los triunfos de Alianza Lima y sufrimos hasta las lágrimas con cada derrota. Y las derrotas eran tanto más dolorosas cuando la propinaba la ‘odiada’ crema universitaria. No podíamos ver ni en pintura al cuadro de José Fernández sin sentir una gran rabia interior. Perdónanos gran capitán. Sólo con el paso de los años hemos llegado a admirarte por tu caballerosidad a la altura de ese otro grande que fue Lolo Fernández a quien tuvimos el placer de saludarlo y demostrarle nuestro aprecio muchos años después, en un fugaz encuentro que motivó nuestra gran amiga de los ochenta, Mónica Castillo.

El fútbol ha despertado grandes pasiones, aquí, en la China y en la Cochinchina. Vean si no lo que ocurrió con Moacir Barbosa, el arquero del seleccionado brasileño, que luego de ser un gran ídolo popular se convirtió en el hombre más odiado del Brasil y partió para el otro mundo en un estado de indigencia. Su pecado fue no haber impedido los goles de Juan Schiaffino y Alcides Ghiggia, con los que Uruguay le volteó el partido a Brasil decretando en cuestión de minutos un duelo nacional de proporciones.


Moacir tuvo que exiliarse durante algunos años y cuando en 1993 se animó a visitar a los jugadores que por entonces se preparaban para el mundial de Estados Unidos, uno de los directivos de la federación brasileña lo hizo despedir de mala manera con uno de los guardias del local. Según Wernicke, el autor del libro que nos sirve de guía, el directivo le espetó en su cara a un compungido Moacir: “Llévense lejos a este hombre, que sólo trae mala suerte”. Dicen que hasta el día de su muerte, ocurrida el 8 de abril de 2000, Barbosa se lamentó de lo vivido y expresó lo siguiente: “La pena más alta en mi país por cometer un crimen es de treinta años. Hace cincuenta que yo pago por un delito que no cometí”.

4.

Muchos piensan que el fútbol es sólo un deporte sin mayor importancia y del que es posible prescindir. Hay quienes piensan que no, especialmente aquellos que se llenan los bolsillos organizando todo el tinglado que hay detrás de cada partido y que desde las tribunas –y, sin duda, cómodamente sentados desde un palco especial – se frotan las manos pensando en los jugosos beneficios obtenidos o por obtener. Pero hay quienes también obtienen réditos elevados al trasladar a la esfera política los triunfos que se logran en el campo deportivo.

Y eso no es de ahora. Cuenta Wernicke que unos días antes de que empezara el Mundial de Italia, en 1934, Mussolini convocó al entrenador italiano, Vittorio Pozzo, a quien le dijo: “Usted es el responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”. Tal amenaza se extendió a los jugadores. El gesto de Mussolini mirándolos y pasándose la mano por la garganta fue muy evidente: el Duce quería el triunfo costara lo que costara. El fascismo reclamaba triunfos. El fascismo necesitaba mostrar al mundo entero cuán poderoso era en todos los ámbitos de la vida civil y militar.

Ese interés por publicitar los logros del fascismo llegó hasta la ridiculez cuando Raimundo Orsi, quien había anotado el gol de la victoria contra Checoslovaquia fue convencido para que se fotografiara efectuando un disparo similar al que había realizado cuando hizo el referido gol. En los años treinta ninguna cámara podía captar las imágenes con la precisión que hoy día es posible obtenerlas, y por ello ningún fotógrafo había registrado la anotación de Orsi. Pero, darle gusto al Duce y satisfacer su vanidad bien valía el esfuerzo de reproducir ese momento arreglando para ello toda una puesta en escena.



Así pues, Orsi, probó muchas veces darle al balón de la misma manera que en el partido, pero sin éxito. La pelota fue por todos lados, menos por el ángulo junto al palo del arco por donde había cruzado rauda hacia las redes la tarde anterior. Nunca hubo tal foto. Y lo que no sabemos es si los fotógrafos lograron salir ilesos de la furia del dictadorzuelo fascista.

5.

Y a propósito de intrusión de los políticos en el fútbol, se nos viene a la mente aquel famoso seis a cero que nos endilgó la selección argentina en el mundial del 78. Sin duda, el Perú es famoso en el ámbito futbolístico por protagonizar el partido más controversial de la historia. Eso, en criollo es algo así como que somos famosos por haber sido ‘coimeados’ para perder el partido. Lo cuenta Wernicke en la página 152 de su libro bajo el subtítulo Partido Polémico. No cuenta muchos detalles, ciertamente, pero sí finaliza el párrafo afirmando que varios jugadores peruanos, en declaraciones anónimas a algunos medios de comunicación, aceptaron que hubo un ‘arreglo’ para llegar a tal resultado.

Acudimos al Internet y escribimos ‘Morales Bermúdez y la Selección Peruana” y la primera entrada que apareció fue la de una nota del argentino Ezequiel Fernández que data de junio de 2008, en la que se menciona que el periodista también argentino Ricardo Gotta estaba a punto de publicar un libro en el que cuenta con pelos y señales cómo ocurrió el mencionado arreglo.
Entre otras cosas Gotta cuenta que Rafael Videla, el dictador que mandó a matar a tantos argentinos felicitó por teléfono a nuestro dictador de turno, Morales Bermúdez, y éste no sólo le agradeció la felicitación sino que, además, le dijo que estábamos contentos por la agradable estadía de los nuestros en Argentina y que “estábamos en deuda con ustedes”.

Si la memoria no nos traiciona, y esto es ya producto de nuestros viejos recuerdos, Morales Bermúdez había mandado al exilio (a Jujuy, con mayor precisión) a unos cuantos ilustres peruanos y a Alfonso Baella Tuesta, según palabras textuales de la famosa revista de izquierda de aquella época, Marka. Esto había sido posible por los acuerdos entre ambos dictadores. Entonces, la deuda no sólo era por la buena acogida a nuestros jugadores, sino también por haber ´recibido’ y puesto a buen recaudo a los políticos expulsados de nuestro país.

Gotta cuenta que Morales Bermúdez llamó a Chumpitaz en una llamada misteriosa que luego se tradujo en una convocatoria de éste hacia sus compañeros para transmitirles las palabras del presidente. Siempre según Gotta, Chumpitaz habría finalizado la transmisión del mensaje diciendo “ ….(el presidente) desea que tratemos de vencer a la Argentina, pero que sabe muy bien lo difícil que es la misión que nos pide. Que nos manda un abrazo fraterno, más allá del resultado que obtengamos. Me dijo eso dos veces". Uno de los jugadores –medio quedado- preguntó a uno de los miembros de la delegación cómo se debería descifrar ese mensaje, a lo que este personaje respondió diciendo “tú sabes”.



La nota encontrada en Internet abunda en información detallada del asunto y menciona como pruebas algunas de las afirmaciones hechas por Gotta en su investigación, tales como la venta del zaguero Rodulfo Manzo al club argentino Vélez Sarsfield, la totalmente insólita visita de Videla y Henry Kissinger al vestuario peruano antes del partido, la orden de que Perú jugara el partido con su camiseta suplente y la donación de trigo de Argentina a Perú. Sólo Chumpitaz y su gente saben la verdad de este escándalo. Lo cierto es que cuando ello ocurrió, hacía ocho años que nosotros ya le habíamos dado las espaldas al deporte rey y lo que allí sucedió simplemente sirvió para reafirmarnos en nuestra decisión de mantenernos apartados de la afición futbolística.

6.

En los últimos años, sin embargo, hemos vuelto a sentarnos –algunas pocas veces- frente al televisor para ver partidos de fútbol. Nos entusiasmamos cuando vemos a jugadores hábiles con el balón. No nos interesa tanto el juego de conjunto. Nos atrae el juego elegante, pícaro y precioso de algunas figuras individuales. Por ello admiramos en el último mundial a Zinedine Zidane. Pero, lo diremos de manera reiterada, lo admiramos más por anteponer el honor personal al éxito deportivo.

Creemos que este retorno a la afición por el fútbol –digamos que bajo nuevos términos- empezó en el 2004 cuando viajamos por primera vez a Buenos Aires. Una noche en la que estábamos acostados en nuestro cuarto del hotel y mirábamos la televisión, atinamos a sintonizar un programa especial sobre el joven goleador Javier Saviola. Mirándolo gambetear, correr como un bólido, esquivar a uno, dos y tres rivales y luego disparar certero el balón y ver a éste golpear las redes del arco del equipo contrario, volvimos a redescubrir esa magia que tienen sólo algunos privilegiados: la magia de hacer parecer fácil lo que es complejo, la magia de combinar los movimientos armoniosos del cuerpo con la fuerza necesaria para impulsar el balón de juego, la magia de convertir en belleza un quehacer cotidiano. Gozamos como niños al lado de nuestra Gaby, saboreando cada gol de un Saviola en sus momentos de inspiración. Al día siguiente, Buenos Aires amaneció con un sol brillante y fue el primero de muchos días hermosos.

Ya son quince minutos pasadas las doce de la noche. Hoy es 9 de junio. Estamos a casi cuarenta y ocho horas del inicio del Mundial Sudáfrica 2010. ¿Qué anécdotas tendrán lugar a lo largo del mes que dura la competencia futbolística más importante en el universo deportivo? ¿Será Messi la gran figura que todos esperamos que sea? No estaremos pegados al televisor como muchos aficionados al deporte de las multitudes. Trataremos de ver, hasta donde sea posible, los partidos de la selección argentina y seguramente nos emocionaremos con cada una de sus grandes jugadas –que las habrán, no nos cabe la menor duda- pensando en que nuestros amigos de Baires la estarán pasando bien y serán felices con los triunfos de su selección. Y sin duda, también, gritaremos goooooolll a todo pulmón cuando Messi envíe la de cuero al rincón de las ánimas como decía un conocido locutor local.

Lima, 9 de junio de 2010.

1 comentario:

Unknown dijo...

Vamos Rogelio, si el gol de Heinze es uno de los mas hermosos del mundial su exageración llega a los niveles de los comentaristas de Fox Sport y eso nos exime de mayores explicaciones. Creo que Niembro le quedo chico.
Bromas aparte, creo que en este mundial se ha consolidado la tecnología o ciencia de no dejar jugar al contrario y de la paciencia para esperar tu oportunidad y "vacunar" como diría la "pepa".
Ojalá que los Kaká, Messi, Robinho, Iniesta,Robben, Monteolivo marquen la diferencia y salven el mundial.
Eso si, Desde ya ahorremos para Brasil 2014. ¿No sería lindo ser testigos de otro Maracanazo?